El alcohol se extrae del vino mediante un proceso nada agresivo, complejo y sofisticado para evitar la pérdida de compuestos aromáticos característicos del vino original y la variedad de la que procede. La calidad y propiedades organolépticas del producto resultante no se ve afectada en el proceso, obteniéndose una bebida a base de vino de <0.5% de alcohol, de alta calidad, expresivo, fresco y aromas intensos.